Con la masificación de aparatos eléctricos y electrónicos que inundan nuestros hogares y que funcionan normalmente con mandos a distancia, además de otros aparatos pequeños, las pilas se han posicionado como un elemento fundamental en nuestra vida. No solo para que funcionen los aparatos sino también porque son una fuente de contaminación importante y eso es algo que nos compete a cada uno de nosotros.
Ya sabemos que no está permitido tirarlas a la basura, y que deben ser depositadas en contenedores especiales que podemos encontrar en diversos locales: farmacias, supermercados, tiendas de electrodomésticos, etc.
Pilas recargables
En España se tiran cada año aproximadamente 2.500 toneladas de pilas, aunque estudios recientes indican que, en determinadas regiones, el volumen de residuos podría superar las 3.000 toneladas debido al aumento en el uso de dispositivos electrónicos. Esta cifra es alarmante, ya que muchas de estas pilas terminan en vertederos, donde liberan sustancias tóxicas que contaminan tanto la tierra como el agua. Por ejemplo, se estima que una pila de mercurio –las de botón– puede contaminar hasta 600.000 litros de agua, mientras que una pila alcalina –las cilíndricas– afecta aproximadamente 167.000 litros, y una de óxido de plata hasta 14.000 litros.
Estos datos ponen de manifiesto la importancia de buscar alternativas más sostenibles. En este contexto, las pilas recargables se han convertido en una opción cada vez más popular, ya que, a pesar de tener un coste inicial superior, resultan mucho más económicas a largo plazo. Dependiendo de la calidad, se estima que una pila recargable puede sustituir entre 200 y 1.000 pilas de usar y tirar, y algunos modelos de alta eficiencia incluso pueden llegar a reemplazar hasta 1.200 pilas convencionales a lo largo de su vida útil.
Esto quiere decir dos cosas: la primera, que evitaríamos la producción de 330.000 toneladas de residuos tóxicos en el mundo y alrededor de 100.000 toneladas en Europa, lo que no está nada mal.
Y la segunda que, desde el punto de vista económico, nos sale mucho más rentable como decíamos antes.
Hace mucho tiempo ya que, existen cargadores que cargan tanto las pilas AA como las AAA a la vez y vienen con sus pilas correspondientes lo que nos posibilita tener cubiertos todos los aparatos y, además, tener recambios. Por ejemplo, hay un cargador con 4 pilas AA y otras cuatro AAA por un coste realmente bajo. Si las queremos comprar convencionales hay packs de 40 pilas AA que nos saldrán más baratas, pero al acabarlas y al comprar otro pack ya no nos saldrá a cuenta. También habría que comprar también un pack grande de las pilas AA con lo que ya nos sale más caro y además nos ocupan un espacio importante.
Recicla las pilas convencionales
Las ventajas de las pilas recargables frente a las convencionales las podemos resumir en:
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Contaminan el aire por ozono 12 veces menos.
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Emiten 28 veces menos gases de efecto invernadero.
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Consumen 23 veces menos los recursos naturales no renovables
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En cuanto a la contaminación del agua: es 12 veces menor y tiene un impacto de 9 veces menos en la acidificación del agua.
Además, en los últimos años se ha observado un impulso normativo a nivel europeo. La Unión Europea ha reforzado en los últimos años las normativas relativas a la gestión de residuos de pilas y baterías, estableciendo directrices que incentivan tanto a fabricantes como a consumidores a adoptar prácticas más sostenibles. Este marco normativo se ha traducido en mejoras en la infraestructura de reciclaje, lo que se refleja en un aumento del 15% en el reciclaje efectivo de pilas convencionales en algunos países europeos durante los últimos cinco años.
Impacto en la sociedad y futuro sostenible
El cambio hacia el uso de pilas recargables no solo tiene beneficios económicos y ambientales, sino que también contribuye a crear una conciencia colectiva sobre la importancia de cuidar nuestro entorno. Al adoptar hábitos de consumo responsables, cada persona puede influir en la reducción de residuos tóxicos y en la disminución de la dependencia de recursos naturales finitos.
Además, este cambio es fundamental para impulsar una transición energética y tecnológica más sostenible. La investigación y el desarrollo en el área de las baterías recargables han permitido mejoras en la eficiencia y durabilidad, abriendo la posibilidad de su aplicación en otros sectores, como el transporte eléctrico y el almacenamiento de energía renovable. Estos avances, a la larga, podrían traducirse en un impacto positivo en la reducción global de emisiones de carbono y en el fortalecimiento de políticas medioambientales a nivel internacional.
Con un simple gesto y una compra que nos va a producir un ahorro importante podemos contribuir a la reducción de nuestra huella ecológica, algo que debemos tener muy en cuenta para aportar una vez más nuestro granito de arena a la protección del medio ambiente y a la conservación de nuestro gran planeta.
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