Mutua MMT Seguros, desde 1932 protegiendo familias

    20/05/2025 (actualizado: 20/05/2025)

    Caídas absurdas, ¿qué cubre un seguro de accidentes?

    Hay cosas que nunca ves venir: un comentario desafortunado en una cena familiar, una lluvia inesperada en plena boda... o una caída tonta en medio de tu día más tranquilo, como aquellas de toda la vida que salían en los tebeos cuando una persona resbalaba con una monda de plátano y se iba al suelo estrepitosa y ridículamente. Y aunque muchas veces todo queda en una carcajada —por suerte—, hay ocasiones en que la broma termina en urgencias —por desgracia—.

    Para eso existen los seguros de accidentes: para protegerte cuando lo absurdo se vuelve algo serio. Veamos algunas de las caídas más absurdas (pero reales) que han ocurrido. Porque no todo lo que duele tiene lógica... pero al menos puede tener solución.

    Multitarea sobre dos ruedas

    Un ciclista urbano iba pedaleando mientras miraba su móvil para elegir una canción. En una mano, el manillar; en la otra, el móvil. No vio el bordillo, no frenó a tiempo… y acabó volando (literalmente) por encima del manillar. Resultado: clavícula fracturada, pantalla rota y ego por los suelos.

    Tropiezo con bordillo traicionero

    Salía de la panadería con un cruasán en una mano y el café en la otra. Todo iba bien hasta que dio un paso demasiado corto y coincidió con una baldosa de la acera ligeramente elevada y… tropezó. Y con el tropiezo, la caída de rodillas y el café volando en parábola perfecta sobre su propia chaqueta. Resultado: esguince leve y raspaduras varias.

    La guerra del globo de agua

    Un padre se entusiasmó demasiado en una fiesta infantil y, en plena batalla de globos, resbaló en el césped mojado. Resultado: pierna rota, escayola durante seis semanas y la moraleja de que los niños tienen mejor equilibrio que los adultos.

    La caída intelectual

    Un lector empedernido utilizó una silla para alcanzar un libro que estaba en lo alto de su librería. Como ya lo había hecho más veces no puso mucha atención en la estabilidad de la silla —y la suya propia— y cayó hacia atrás, sufrió una conmoción leve y tuvo que pasar 24 horas en observación.

    Fitness en zapatillas de andar por casa

    Desde la pandemia, mucha gente se ha animado a hacer ejercicio siguiendo vídeos de YouTube. El problema: lo hizo en una terraza sobre suelo de gres y con calcetines. Al tercer salto, cayó de bruces. Nariz rota, gafas partidas… y una buena historia para contar.

    El pasamanos olvidado

    Iba bajando las escaleras con prisa, hablando por el móvil y con las manos ocupadas. A mitad de tramo, un pequeño tropiezo fue suficiente para perder el equilibrio. Intentó recuperar la estabilidad, pero ya era tarde. La caída terminó con un golpe en la espalda y un tobillo torcido. Desde entonces, no baja una sola escalera sin agarrarse al pasamanos.

    El susto eléctrico

    Un aficionado al bricolaje quiso cambiar una bombilla sin desconectar la corriente. Subido a una escalera, perdió el equilibrio tras un pequeño calambrazo. Acabó con un brazo magullado y una lección aprendida.

    La pista de hielo urbana

    Era una mañana fría, de esas en que el sol engaña. Una mujer salió de casa con prisas, dio dos pasos por la acera… y de repente el suelo desapareció bajo sus pies. El hielo invisible hizo su trabajo: caída de espaldas, susto enorme y un codo muy dolorido.

    Caída de nivel en la videollamada

    Un hombre se levantó de improviso durante una reunión online para coger un documento de una estantería. Al girarse, tropezó con el cable del portátil, perdió el equilibrio y cayó sobre una silla. Costillas magulladas y portátil en cuidados intensivos.

    Salsa en tierra poco firme

    En una verbena de verano al aire libre, una pareja se animó a bailar salsa sobre una pista improvisada de tierra no del todo dura. Él intentó un giro rápido mientras sonaba “La vida es un carnaval”, pero la suela del zapato se clavó en el suelo. Resultado: desequilibrio, caída de espaldas y una lesión en la muñeca al intentar frenar el golpe.

    Lo que empieza con risa puede acabar en parte de urgencias

    Estas historias hacen reír —desde la distancia—, pero todas comparten una verdad incómoda: nadie está libre de un accidente cotidiano. Las caídas más absurdas suceden cuando menos te lo esperas: en casa, en el trabajo, en una fiesta o incluso mientras te sientas.

    Todas estas personas pudieron recuperarse gracias a que contaban con un seguro de accidentes. Desde las lesiones leves hasta fracturas, pasando por gastos médicos, pruebas, rehabilitación e incluso indemnizaciones en los casos más graves, contratar un seguro de accidentes puede marcar la diferencia.

    ¿Tú también has tenido una caída absurda?

    Si tu respuesta es “sí”, ya sabes lo importante que es estar protegido. Y si aún no te ha pasado… recuerda que ningún suelo es 100% seguro. Infórmate sobre las coberturas que ofrece un buen seguro de accidentes y evita que un momento tonto se convierta en un problema serio.

    Porque los accidentes absurdos no los puedes evitar, pero sus consecuencias, sí.

     

     

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