Las luces de carretera del coche son un elemento clave para la seguridad vial, no solo para ver bien mientras conducimos por la noche, sino también para hacernos visibles ante otros vehículos.
Según un estudio de Fesvial y Lumileds, los conductores españoles no nos ocupamos como se merece de la iluminación de nuestros vehículos, a pesar de que el 82% reconoce que ha estado en riesgo debido a una iluminación deficiente. A medida que aumenta la edad del conductor se da más importancia a la visibilidad, llegando incluso a que muchos de ellos -cuando llegan a una determinada edad- dejen de conducir por la noche, aunque lo hagan por el día.
Según la normativa vigente, debemos encender las luces algunos minutos antes de ponerse el sol y no quitarlas hasta que haya salido y haya buena visibilidad. Independiente de esto, siempre que no haya buena visibilidad se debe hacer uso de ellas. Por ejemplo, cuando haya niebla, lluvia intensa, nevadas, humo, etc.
A partir de 2011, todos los coches que se venden en la Comunidad Europea llevan incorporadas las luces de conducción diurna, conocidas por sus siglas en ingles DRL, pero estas luces no sustituyen a las de posición, ni a las cortas o a las largas. Es decir, son complementarias porque, según la DGT, varios estudios europeos y australianos confirman que, si todos los coches tuvieran las luces puestas por el día, los fallecidos por siniestros de tráfico se reducirían en un 10%.
El estudio australiano dice, en concreto, que se reducirían 20% al amanecer y al atardecer, que son los momentos en los que se ha demostrado que son más eficaces. Un vehículo con la luz de cruce encendida se ve a 240 m y si no la lleva, esa distancia se reduce a menos de la mitad. Por eso la DGT recomienda que los coches que no tengan instaladas las DRL pongan las luces de cruce para hacerse más visibles.
Si cuando vamos circulando por carretera no hay una iluminación suficiente para distinguir una matrícula a 10 metros o un vehículo oscuro a 50 metros, debemos poner las luces largas. Siempre que vayamos en carretera porque en población nunca debemos poner las largas.
Cuando ponemos las luces de largo alcance debemos prestar mucha atención para no deslumbrar a los conductores que vienen de frente, ni a los que van delante de nosotros, porque la luz larga se puede reflejar en el retrovisor y dificultar la visión del conductor.
Los faros antiniebla delanteros son un buen apoyo para una mejor visibilidad en tramos de niebla. Los delanteros no son obligatorios, pero sí los traseros porque señalizan en todo momento la situación del vehículo en tramos de poca visibilidad. Solo se pueden utilizar si las condiciones lo requieren porque también pueden deslumbrar al conductor que nos precede.
Las luces de posición, que también son obligatorias, no se centran en iluminar la carretera sino en indicar a otros conductores la posición y anchura del vehículo, información importante si se circula por vías estrechas.
La evolución de los sistemas de iluminación ha supuesto grandes mejoras y se constata, una vez más, como la tecnología favorece el aumento de la seguridad vial.
Los principales sistemas de iluminación utilizados en los faros de coches son los siguientes:
- Faros halógenos: Fueron los más utilizados tradicionalmente. Usan un filamento de tungsteno dentro de una ampolla de vidrio con gas halógeno. Producen una luz blanca de baja eficiencia energética y menor vida útil.
- Faros de xenón: Emplean una descarga eléctrica entre dos electrodos en una ampolla de vidrio con gas xenón. Permiten una luz más blanca y potente que los halógenos. Requieren de un sistema de encendido especial.
- Faros LED: Emplean diodos emisores de luz (LED). Permiten un haz de luz muy preciso y homogéneo. Consumen muy poca energía, tienen larga vida útil y encendidos instantáneos. La tecnología más innovadora actualmente.
- Faros láser: Emite luz láser muy direccional y de largo alcance. Se está empezando a incorporar en modelos de alta gama combinados con otras tecnologías como LED. Muy buen rendimiento pero elevado coste aún.
Un punto importante se centra en el mantenimiento de las luces de nuestro vehículo. Más del 60% reconocen que realizan esta comprobación una vez al año, pero hay otro 40% que no lo hace, y eso supone la posibilidad de crear una situación de peligro tanto para él como para otros conductores.
Los expertos recomiendan cambiar las luces por pares y acudir a un taller de confianza para buscar asesoramiento con el fin de encontrar las mejores luces que se adapten a nuestro coche y a nuestras necesidades.
Una buena iluminación nos permitirá aumentar nuestra seguridad. No hay que olvidar también que conducir por la noche, o con baja visibilidad, aumenta la necesidad de prestar más atención a la carretera.
Como complemento a lo anterior, la protección se puede completar con un buen seguro para coche, ya que los seguros de coche nos permiten circular siempre con las mejores garantías ante cualquier incidente que nos pueda surgir.
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