Mutua MMT Seguros, desde 1932 protegiendo familias

    20/08/2025 (actualizado: 20/08/2025)

    Relación entre el deporte y el arte

    El arte quizás sea un deporte, pero el deporte es un arte”, dijo Pierre de Coubertin, creador de los Juegos Olímpicos modernos. Y expresa la intensa y seductora relación existente entre ambas disciplinas.

    En la Grecia clásica encontramos múltiples representaciones de actividades deportivas. La más icónica es el famoso Discóbolo de Mirón, que muestra a un atleta en el momento previo al lanzamiento del disco. Esta unión de arte y deporte se repetirá en sucesivas épocas y escuelas artísticas, aunque desde el punto de vista del arte, la fascinación griega por el cuerpo atlético y el movimiento desaparecerá durante siglos.

    Por ejemplo, en la cultura romana —que siguió a la griega— el concepto de deporte como tal no era tan central. Aunque no contamos con muchas representaciones de deportistas practicando, sí nos han llegado, entre otros, monumentos como el famoso circo romano, escenario de espectáculos ecuestres y de las célebres carreras de cuadrigas, que forman parte del imaginario colectivo gracias, entre otras cosas, a películas como Ben-Hur.

    Durante la Edad Media, el deporte fue relegado a un segundo o tercer plano, eclipsado por la primacía de las artes militares y la religiosidad dominante. El arte se puso casi por completo al servicio de la iconografía religiosa. Aun así, hay curiosidades históricas, como el hecho de que Luis X de Francia murió tras beber agua fría después de un partido de pelota. Son anécdotas que muestran que, aunque marginal, la práctica deportiva no desapareció por completo.

    Todo cambia con un hito histórico: la celebración en Atenas en 1896 de la I Olimpiada del mundo moderno. A partir de ese momento, el deporte se transforma en un fenómeno más popular, alejándose de los elitismos que predominaban hasta entonces. Las vanguardias artísticas del siglo XX también comienzan a interesarse por esta nueva realidad social, y el tema artístico-deportivo cobra una nueva relevancia.

    Los carteles que anunciaban las sucesivas ediciones de los Juegos Olímpicos son, por sí solos, un resumen visual de las tendencias estéticas de cada época. El diseño gráfico se convierte en una herramienta expresiva de primer orden, y en muchas ocasiones, el cartel oficial de unos juegos es también una obra de arte con identidad propia.

    Es pintoresco el caso de Roald Bradstock, también llamado “el Picasso olímpico”. Fue segundo en lanzamiento de jabalina en las Olimpiadas de 2012, pero antes había ganado la medalla de oro en un certamen de Arte Deportivo organizado por el Comité Olímpico de EE. UU. Su trayectoria es el ejemplo perfecto de cómo el arte y el deporte pueden habitar en una misma persona sin conflicto, potenciándose mutuamente.

    También nos viene a la cabeza Andy Warhol. Como quería elevar todo aquello que fuera cotidiano a la categoría de arte, tomó muchas de sus inspiraciones del mundo deportivo. Sus retratos de Mohamed Ali (Cassius Clay) y Pelé son especialmente conocidos y forman parte del imaginario pop. En ellos, el deportista se convierte en icono cultural, al nivel de cualquier estrella del cine o la música.

    Otro nombre imprescindible es el de Leroy Neiman, célebre cartelista estadounidense. Le encargaron los carteles de numerosos eventos deportivos, y los resolvió con un estilo vibrante y colorido, convirtiéndose en el pintor oficial de cinco Olimpiadas. Su obra capta la energía del momento deportivo con una paleta de colores casi explosiva. En este enlace puedes ver una gran parte de su obra dedicada al deporte.

    En España, tenemos también ejemplos destacados. Jordi Alumà es uno de los artistas que más ha explorado el vínculo entre el arte y el olimpismo. Fue galardonado con el primer premio en la VI Bienal del Deporte en las Bellas Artes, celebrada en Barcelona. Su obra Ciclistas, con la que obtuvo dicho premio, marcó el inicio de una trayectoria dedicada a representar la estética del esfuerzo físico, la velocidad y la armonía del movimiento humano.

    En el arte contemporáneo, además, la temática deportiva no solo se limita a la representación de figuras en movimiento. Muchos artistas la abordan como metáfora de valores como la superación, el sacrificio, la estrategia o incluso la fragilidad del cuerpo humano. La performance, el arte conceptual o el vídeoarte también han explorado esta conexión desde otros ángulos, menos evidentes, pero igualmente fecundos.

    En definitiva, la relación entre arte y deporte no solo es antigua, sino que está más viva que nunca. Cada uno, a su manera, busca la belleza y la emoción en el movimiento, la forma y la expresión del cuerpo. El arte recoge lo efímero del deporte y lo transforma en algo duradero; el deporte convierte el cuerpo humano en un canal para la estética, el coraje y la narrativa. Dos mundos que, lejos de ser ajenos, se reflejan y se inspiran mutuamente.



    Para más información.

    ¿Por qué practicaban deporte los griegos antiguos?

    Juegos Olímpicos: más de cien años en carteles

    Arte y deporte en la Edad Moderna

    Nueva llamada a la acción