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29/06/2021 (actualizado: 05/07/2021)

Descubre qué tipo de conductor eres

En nuestra forma de conducir influyen tanto nuestras aptitudes, conocimientos, capacidades y habilidades, como nuestra experiencia, nuestra personalidad o nuestro estado de ánimo. Todo ello hace que desarrollemos nuestro estilo de conducción.

Simplificando al máximo los estilos de conducción podemos hablar de la conducción defensiva frente a la conducción agresiva.

La conducción defensiva es aquella que se basa en la anticipación. Un tipo de conducción donde se ponen en práctica técnicas que permiten al conductor depender de su propio comportamiento para evitar un peligro, buscando anticiparse a las situaciones de riesgo en la carretera para evitar incidentes. Los conductores que aplican una conducción defensiva son más prudentes, observadores, respetan más al resto de conductores y están atentos a sus movimientos y tienen en cuenta todos los detalles que pueden afectar a su conducción, desde aspectos meteorológicos, el estado de las carreteras o los horarios.

Por el contrario la conducción agresiva la podemos definir como un estilo de conducción arriesgado, donde no se tiene tan en cuenta al resto de los conductores, se realizan maniobras arriesgadas, o se conduce en un estado de alteración emocional. Los conductores agresivos son aquellos que no respetan la distancia de seguridad, frenan y aceleran de manera brusca, usan el claxon continuamente o pierden los nervios ante atascos o interrupciones.

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Pero ¿Qué tipo de conductor eres tú?

¿Seguro? ¿Empático? ¿Temeroso? ¿Agresivo? ¿Un gran conductor? Puede que haya tantos tipos de conductores como personas al volante. Incluso un mismo conductor puede ser uno u otro según el momento.

Definirlos todos sería una tarea casi imposible, pero sí podemos hablar de algunos grupos de conductores según algunos de sus hábitos al volante, porque hay pequeños comportamientos que nos definen.

  • Los dudosos que titubean tanto al coger una rotonda o entrar en un carril de aceleración que forman grandes atascos y suponen un grave peligro.
  • Los impacientes que arrancan antes incluso de que el semáforo se ponga en verde o usan el carril bus o bici para intentar ahorrar tiempo.
  • Los sabelotodo, que creen que el resto de los conductores son incompetentes y les recrimina sus actitudes continuamente.
  • Los dejados, que nunca llevan el coche al taller, hasta que no les queda otro remedio.
  • Los fanáticos, que llevan continuamente el coche al taller, lo lavan con frecuencia y lo mantienen tan impoluto y cuidado como si fuera su mayor tesoro.
  • Los despistados, que se pasan las desviaciones, olvidan encender las luces o se pasan los semáforos sin querer por no estar prestando atención.
  • Los acelerados, que no mantienen la distancia de seguridad e incluso ponen las largas o pitan para que los conductores que le preceden se echen a un lado.
  • Los amables, que ceden el paso a peatones o conductores sin importarles perder algo de tiempo por ello.
  • Los confiados, que piensan cosas del estilo “total, por un par de copas no pasa nada si cojo el coche...”.
  • Los miedosos, a los que no les gusta conducir si no van acompañados.
  • Los solitarios, que recorren kilómetros tan solo por el placer de conducir.
  • Los anarquistas, que conducen a su aire, sin respetar las normas de seguridad vial.
  • Los “Fernando Alonso” que confunden como si fueran pilotos de carreras.

Unos son buenos conductores y otros no tanto. Si quieres saber en qué grupo te encuentras tú, aquí tienes nuestro Test.

 

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