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04/08/2017 (actualizado: 17/12/2020)

Un aspecto básico de la seguridad en el hogar: La alimentación en el verano

 

Ya sabemos que en el verano todos debemos guardar ciertas precauciones con determinados alimentos. Nunca está de más volver a recordarlo.

Lo bueno del verano es que suben las temperaturas y todos podemos disfrutar del calor, del buen tiempo, de la playa o montaña, etc.
Esto es, una época para saborear momentos que en el invierno los tenemos vetados. El cuerpo necesita este contacto con el mar, la naturaleza, el aire libre… y esto también influye en nuestros hábitos de comida.
Así pues, en el hogar hay que tener muy en cuenta a la hora de hacer las comidas. Y si estamos de vacaciones en una casa que no es la habitual, todavía mayores precauciones. Y si comemos fuera, en restaurantes o chiringuitos, todavía más.
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) más del 50% de las intoxicaciones alimentarias se producen en el hogar. Este es un dato vital para que podamos pasar un verano seguro y eliminar problemas gástricos.
Aparte de las intoxicaciones hay 200 enfermedades que se transmiten por los alimentos. En un artículo publicado en consumer.es nos dicen que: “Hoy en día la cadena alimentaria europea es de las más seguras del mundo, aunque el riesgo cero no existe. A lo largo de toda la cadena de producción alimentaria existen medidas para garantizar alimentos sanos y seguros. Todos los agentes que participan en dicha cadena, sector primario, transformador, distribución y comercialización, así como las entidades que gestionan los programas de control alimentario, trabajan para que los alimentos tengan la mayor seguridad posible”.
Pero en este artículo nos vamos a centrar básicamente en las intoxicaciones que se pueden prevenir con solo tener cuidado en su elaboración y /o conservación en el hogar.
Las intoxicaciones tienen su origen en determinadas bacterias que, durante el verano, encuentran su mejor hábitat porque viven y se reproducen a unas temperaturas entre 36 y 37 grados. Estas bacterias pueden alojarse en varios tipos de alimentos: pescados, carnes, lácteos, etc.
LOS SÍNTOMAS:

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En lavanguardia.com vemos que los vómitos y diarreas son los primeros síntomas de que estamos sufriendo una intoxicación. Cuando se producen, inmediatamente pensamos en lo que hemos comido fuera del hogar en las últimas horas. Ni siquiera nos remontamos a un día o dos antes. La realidad es que las bacterias que más frecuentemente se ven implicadas tienen periodos de incubación de tres a cinco días por lo que debemos de hacer mucha más memoria.
LOS CINCO ALIMENTOS MAS PROCLIVES A PRODUCIR INTOXICACIONES:
En eldiario.es nos indican los alimentos que debemos vigilar estrechamente. Aquí los enumeramos solamente. Para más información pinchar en el enlace.
- Alimentos preparados con huevos crudos. Deben evitarse las salsas que lleven huevo,
- Marisco. Debe tenerse especial cuidado con los moluscos de concha porque son los que más concentran las bacterias.
- Hielo. Hay que extremar las medidas en el caso del hielo y evitar el que se prepara con aguas no tratadas.
- Ensaladas variadas a base de vegetales crudos, pasta, queso y embutidos. Deben prepararse justo en el momento antes de consumir
- Los gazpachos. Si no se consumen después de preparar, deberán guardarse en la nevera hasta su consumo. Buena parte de su seguridad se debe a la presencia de vinagre, que tienen propiedades antisépticas y conservantes.
- Los boquerones en vinagre. el pescado crudo o poco cocinado debe hacerse después de haberlo congelado durante varios días. El motivo es el parásito anisakis.
- Las conservas vegetales o animales y semiconservas. Aunque menos problemáticas, también pueden suponer un riesgo si, durante su elaboración en casa, no han recibido suficiente calor para destruir la toxina del botulismo.
- Helados, batidos, horchata y granizados, son muy sensibles a las fluctuaciones de temperatura y a las contaminaciones cruzadas.

CÓMO EVITAR LAS INTOXICACIONES EN VERANO:
La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), a partir de las Reglas de Oro para la preparación higiénica de alimentos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sugiere las siguientes recomendaciones para evitar las intoxicaciones alimentarias, sobre todo durante el verano.
1. Consumir alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente. No se debe consumir leche sin tratamiento térmico (leche cruda). Las carnes, pescados y productos de repostería deben estar refrigerados o congelados.
2. Cocinar correctamente los alimentos. Si los alimentos se cocinan bien, los microorganismos pueden ser destruidos por el calor. La temperatura a la que debe someterse el alimento debe ser suficiente para que alcance un mínimo de 70º C en el centro del producto.
3. Consumir los alimentos inmediatamente después de ser cocinados. Es la mejor manera de evitar la proliferación de los gérmenes. No dejar nunca los alimentos cocinados a temperatura ambiente.
4. Un alimento cocinado, es un alimento higienizado. Los alimentos que no puedan ser consumidos inmediatamente o las sobras que se quieran guardar, deben mantenerse bajo la acción del calor, por encima de 60º C, o del frío, a 7º C como máximo.
5. Calentar suficientemente los alimentos cocinados. Se deben mantener caliente hasta su consumo aquellos alimentos que lo permitan (sopas, purés, guisos...). Otro tipo de alimentos que no puedan ser sometidos a calor (ensaladas, gazpachos, etc.), deben ser refrigerados inmediatamente.

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6. Evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados. Un alimento cocinado puede volver a contaminarse por contacto con los alimentos crudos.
7. Asegurar una correcta higiene de la persona que va a manipular los alimentos y una limpieza adecuada en todas las superficies de la cocina. Es imprescindible que tenga las manos siempre limpias, que las lave cada vez que haga falta y siempre que haga uso del servicio.
8. Mantener los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y animales de compañía. No hay que olvidar que los animales pueden ser portadores de gérmenes patógenos y parásitos que originan enfermedades de transmisión alimentaria.
9. Utilizar exclusivamente agua potable. El agua potable no es sólo imprescindible para beber, sino también para preparar los alimentos. Debe tener exclusivamente estos dos orígenes: aguas envasadas o aguas de la red pública de distribución en la población. No se debe beber ni usar agua procedente de pozos que no esté potabilizada.
10. No consumir alimentos perecederos que estén expuestos a temperatura ambiente. En bares, cafeterías, restaurantes, etc., todos los alimentos deben estar protegidos por vitrinas y conservados en condiciones sanitarias adecuadas.
Debemos tener bien presente todas estas recomendaciones para que podamos disfrutar al máximo de nuestras vacaciones.

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