Para muchas personas, la idea de un seguro de decesos parece distante, especialmente para aquellos que se sienten jóvenes, que ponen toda su energía en el presente y, en cambio, ven el futuro con una perspectiva muy lejana.

En esta historia, similar a muchas otras, Carlos P., un hombre de 50 años, casado y padre de dos hijos, compartía totalmente esta apreciación. Llevaba una vida equilibrada, sin grandes lujos ni tampoco carencias, centrada en el bienestar y la estabilidad de su familia. Y ni quería saber nada referente a un seguro de decesos.

Una noticia inesperada

Un día, estando en su oficina, Carlos recibió una llamada inesperada: su tío y padrino había fallecido de forma inesperada. La noticia le dejó en estado de shock y confusión.

Durante su viaje a la casa de su tío, intentaba asimilar la realidad, mientras se veía abrumado por su ignorancia acerca de los procedimientos funerarios, un ámbito desconocido, muy alejado de su vida cotidiana. Estaba lleno de dudas sobre los trámites que implicaba y los gastos que pudiera acarrear.

Un sobre revelador

Ya en casa de su tío, vio una carpeta con papeles y documentos y descubrió un sobre con el texto “Mi seguro de decesos” resaltado en tinta fluorescente. Con nerviosismo, abrió el sobre y marcó el teléfono de la aseguradora.

Una respuesta tranquilizadora

La contestación le relajó totalmente. Su tío había contratado un seguro de decesos, cuyas coberturas cubrían todos los servicios relacionados con el funeral: preparación del cuerpo, el ataúd, el traslado del cuerpo, los trámites legales y administrativos necesarios, y los servicios de la ceremonia fúnebre. Y, por supuesto, el seguro cubriría todos los gastos ocasionados.

La delicadeza y eficiencia del personal de la aseguradora

Carlos quedó sorprendido por la actitud positiva y el trato profesional del personal de la aseguradora. Le guiaron a través de todas las gestiones cubiertas por el seguro y le explicaron con todo detalle los trámites legales necesarios. Esto le proporcionó a Carlos un gran alivio, ya que pudo delegar los aspectos más complejos del funeral, y le permitió centrarse en el duelo y en honrar la memoria de su tío.

Después de la incertidumbre viene la reflexión

Esta experiencia cambió la perspectiva de Carlos sobre la muerte. Comprendió que no prepararse para ella puede afectar negativamente a sus seres queridos. Decidió que no quería que su familia se enfrentara a la misma incertidumbre y ansiedad que él vivió.

Un seguro de decesos es una muestra de cariño

Motivado por el deseo de proteger y cuidar a su familia, decidió contratar su propio seguro de decesos. Sabía que, al hacerlo, les brindaba seguridad para el futuro. Era su manera de decir "estad tranquilos" sin palabras. Carlos empezó a mirar seguros de decesos y se encontró con otras agradables sorpresas.

Un seguro con unas coberturas muy amplias

Cuando vio el seguro de decesos de MMT Seguros comprendió que no solo era un seguro para caso de fallecimiento, sino que tenía muchas otras coberturas que todavía respaldaban más el concepto de protección tanto para él como para su familia. Tendría la asistencia en viaje con toda la familia cubierta en todo el mundo, las 24 horas todos los días del año; esa asistencia en viaje también contemplaba el traslado en caso de accidente o grave enfermedad -tanto en España como en el extranjero-; una indemnización en caso de invalidez permanente o fallecimiento a causa de un accidente. Y así, bastante más coberturas.

Una historia muy común

La experiencia de Carlos subraya la importancia de la previsión para minimizar los momentos más difíciles y recordar que la vida está llena de imprevistos.

Por eso, un buen seguro de decesos representa mucho más que una protección financiera; es una seguridad emocional tanto para uno mismo como para los seres queridos.