Como si del motor de un coche de Fórmula 1 se tratara, la industria del seguro trabaja a partir de decenas de piezas.
Cada una de estas piezas tiene una función exclusiva y diferente, y al accionarse y entrar en contacto con el resto, ponen en marcha una precisa y compleja maquinaria que permite, no solo resolver los siniestros que nos ocurren, sino garantizar la solvencia de la aseguradora y el conjunto del sector. De esta forma, al contratar un seguro, damos gas a un motor con miles de piezas, entre ellas, cerca de medio millón de profesionales (médicos, mecánicos, fontaneros…) y 100.000 mediadores.
Aseguradora
Quien calcula el coste que supondría hacer frente a ese riesgo y lo asume, comprometiéndose a reparar o indemnizar los daños que provoque.
Asegurado
Quien es consciente de que está expuesto a un riesgo y contrata un seguro para que la aseguradora lo resuelva en caso de que finalmente ocurra.
Asesores y ventas
Quien informa al cliente sobre las coberturas que puede ofrecer una aseguradora para protegerle de los múltiples riesgos que existen.
Atención al cliente
Quien atiende al asegurado si finalmente se produce un imprevisto. Es quien coordina y controla la resolución del mismo.
Gestión de siniestros
Quien pone en marcha los trámites para reparar el imprevisto.
Perito
Quien, una vez ocurre el imprevisto, valora el daño y las reparaciones o indemnizaciones a realizar.
Reparador
Quien repara los imprevistos (médicos, mecánicos, abogados…).